Gracias a su privilegiada situación geográfica en la confluencia de los ríos Danubio, Inn e Ilz, Passau es sin duda una de las ciudades más singulares de Alemania. Pero no solo la ubicación de la ciudad a orillas de los tres ríos es excepcional, sino que Passau también ofrece a sus visitantes numerosos lugares de interés. Elevándose sobre la ciudad se encuentra la Veste Oberhaus, una impresionante fortaleza que data del siglo XIII. El casco antiguo de Passau es conocido por su hermosa arquitectura barroca, especialmente la Catedral de San Esteban con sus características cúpulas en forma de cebolla y el órgano de catedral más grande del mundo con casi 18.000 tubos.

Melk tiene un hermoso nombre: la puerta de entrada al río Wachau. Quien se acerque a esta histórica ciudad a orillas del Danubio descubrirá desde muy temprano la Abadía de Melk, de cara sobre el río. La abadía forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y merece la pena visitarla en cualquier época del año. El impresionante conjunto barroco está a cargo de los monjes de la orden benedictina desde el año 1089. Cultura, fe y ciencia se unen en las magníficas salas del monasterio.

La capital de Austria es una de esas ciudades que todo viajero debería haber visitado alguna vez en su vida. Pocas ciudades del mundo ofrecen una combinación tan encantadora de magnífica arquitectura, museos y teatros de fama mundial y hermosos espacios verdes. No es de extrañar que todo el centro de Viena forme parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Viena es conocida en todo el mundo por sus palacios de emperadores, reyes y nobles, como el Palacio de Schönbrunn, el Belvedere y el Hofburg. Pero las numerosas iglesias de la ciudad, especialmente la emblemática Catedral de San Esteban, también merecen una visita. Los visitantes de los numerosos museos de clase mundial de la ciudad, como el Albertina, el Museo de Historia del Arte y el Museo Leopold, acuden de forma totalmente gratuita.

Linz es la capital del estado federado de Alta Austria. Alrededor de la plaza principal, las iglesias, las bonitas fachadas y las encantadoras tiendas invitan a pasear por el casco antiguo. Quien haya estado aquí no debería dejar de hacer una parada en una de las acogedoras cafeterías y disfrutar de la famosa torta Linz “Linzer Torte”, que es la mejor de su tierra natal. El Pörstlingberg, al que se puede llegar a pie o en tren de montaña, ofrece unas vistas de ensueño. Desde el mirador y la iglesia barroca de peregrinación se recomienda desviarse hasta el Grottenbahn, un mundo de cuento de hadas encantador que no solo hace brillar los ojos de los niños.