Conectada al Danubio a través del canal Meno-Danubio, Frankfurt es una de las ciudades más singulares de Alemania. Al fin y al cabo, es la única ciudad con un skyline de rascacielos. La vista de la metrópoli desde el mirador de la Main Tower es una experiencia muy especial. Pero Frankfurt no es solo una ciudad muy moderna y bulliciosa, sino que también tiene mucha historia que ofrecer a sus visitantes. Por ejemplo, el Römer y la Paulskirche se encuentran entre los monumentos históricos más famosos de Alemania. Y cuando se trata de arte y cultura, Frankfurt también es un lugar de moda. Con casi 40 museos y salas de exposiciones, la Museumsufer de Frankfurt es uno de los recintos museísticos internacionales más importantes.

Allí, donde el río Tauber desemboca en el Meno, se encuentra la pequeña ciudad de Wertheim. Magníficos edificios con entramado de madera caracterizan la forma de la plaza del mercado. Uno de los atractivos de la ciudad es la iglesia parroquial, que data del período gótico. En su interior encontraron su última morada los condes de Wertheim, que gobernaron aquí desde el siglo XV hasta el XVIII. Otros atractivos turísticos son el museo del vidrio y un majestuoso castillo en lo alto de una montaña que domina la ciudad.

Elevándose sobre el río Meno, este monumento de la ciudad, la fortaleza de Marienberg, se puede ver desde lejos. Durante siglos fue la sede de los príncipes-obispos de Wurzburgo. El paseo por el Puente Viejo sobre el Meno con sus enormes figuras de piedra se convierte en una experiencia. Desde el Marienberg se abre una magnífica vista panorámica sobre los viñedos y las torres de unas 60 iglesias. La Residencia de Wurzburgo como palacio de los príncipes-obispos fue incluida en 1981 por la UNESCO en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Al visitar el castillo barroco en las afueras del centro de la ciudad, el patio y el jardín se revelan como una joya verde.

La encantadora ciudad de Miltenberg entró en la historia en 1237 y pronto alcanzó una prosperidad considerable. En la ribera del río Mainschleife, la pequeña ciudad encanta con las más bellas casas de entramado de madera, la famosa torre de la puerta "Schnatterloch" y con probablemente la posada más antigua de Alemania. Incluso Wallenstein se alojó aquí. Los majestuosos frontones de entramado de madera forman el inconfundible telón de fondo de la plaza del mercado medieval. El castillo de Mildenburg se alza sobre la idílica ciudad en la montaña. Hasta aquí los romanos habían avanzado hasta el río Main y habían asegurado con una fortaleza el lugar de importancia estratégica.