El valle del Loira, de importancia estratégica durante la Guerra de los Cien Años en los siglos XIV y XV, siguió estando de moda entre los ricos, la nobleza y la familia real. Durante siglos se construyeron una impresionante cantidad de castillos. De hecho, la vida es dulce en el Valle del Loira: la comida, el vino, la belleza tanto de la tierra como de los numerosos castillos y los encuentros con la realeza y figuras históricas célebres.

El colosal castillo de Chambord es casi más una ciudad en si mismo y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hay 426 habitaciones, 77 escaleras, 282 chimeneas, un establo que alguna vez albergó 1200 caballos. Está rodeado por un exuberante parque con ciervos y jabalíes. Su construcción comenzó en 1519 por Francisco I y era utilizado por el rey Sol Luis XIV con regularidad.

El segundo más visitado de Francia después de Versalles, el castillo de Chenonceau combina la arquitectura del gótico tardío y del renacimiento temprano: en realidad es en parte castillo y en parte puente. Se extiende a lo largo del río Cher y alberga espléndidos jardines, intrincados laberintos, bosques, un canal y habitaciones opulentamente decoradas que una vez albergaron las famosas fiestas de Catalina de Médicis.

El castillo real de Amboise, de estilo renacentista, con sus vistas al Loira, tiene el que fuera considerado el primer jardín clásico, formal y bien cuidado de estilo francés. Leonardo da Vinci era un huésped frecuente aquí. Un túnel lo conecta a un segundo castillo, el Château Du Clos Lucé. También, tendrás la oportunidad de visitar el Castillo de Blois que fue el hogar de siete reyes y diez reinas de Francia y cuenta con cuatro alas de diferentes estilos arquitectónicos, incluidos el clásico, el renacentista y el gótico.