El Elba tiene una longitud de 1165 kilometros desde su nacimiento en la República Checa a la costa del Mar del Norte de Alemania, pasando por una amplia gama de paisajes en el camino.
De las tierras altas en Bohemia, el curso gira de oeste hacia el norte hasta el macizo de piedra arenisca al sur de Dresde, continuando a través de las colinas y viñedos de Sajonia para llegar a los bosques pantanosos de Lüneburg y las llanuras del Norte de Europa.
La historia del río está indisolublemente unida a la división. En un comienzo la división entre los pueblos eslavos y los alemanes; después, un tramo del río separa la antigua Alemania del Este y el Oeste. Desde la frontera checa hasta más allá de Wittenberg, el Elba pasa por el corazón de la antigua República Democrática Alemana (Alemania Oriental), sus ciudades y pueblos donde aun es perceptible el destino menos próspero de las ciudades del este.
Grandes ciudades han crecido a lo largo de sus orillas, incluyendo las hermosas ciudades barrocas de Dresde y Hamburgo, el más importante puerto marítimo y fluvial de Alemania.
Un crucero de Elba también ofrece viajar una corta distancia a lo largo del río Moldava, a la capital de cuento de hadas Checa, Praga, y mucho más al norte, a lo largo del afluente Havel a Berlín, hasta 1990 la ciudad dividida entre el Este y el Oeste y ahora capital cosmopolita del país unido.
Las fascinantes ciudades históricas a lo largo de curso del río incluyen Wittenberg, donde el Dr. Martín Lutero comenzó la Reforma Protestante; Dessau, corazón del movimiento Bauhaus, y Meissen, famosa por sus porcelanas.
Los cruceros por el Elba están disponibles usualmente entre Berlín y Praga; aunque algunos continúan hacia el norte hasta llegar a Hamburgo; e incluso toman en la costa y las islas del Mar del Norte.
Todos ofrecen la oportunidad de pasar un par de días en Berlín y Praga, lo que es recomendable.
El Oder
Reconocido como un santuario para aves, el Oder es un río poco navegado que forma la frontera entre Polonia y Alemania con una longitud de 186 km. Este aislado valle del río es verde y exuberante, lleno de prados y bosques milenarios, así como extensiones de hierba y páramos.
Aparte de algunas pequeñas aldeas de vez en cuando, los únicos signos de vida humana son ciclistas y excursionistas. Pero esta también fue la región en la que los rusos rompieron las líneas alemanas en la Segunda Guerra Mundial para comenzar su asalto final sobre Berlín.
Cuando los cruceros operan en el Oder, por lo general comienzan en Berlín, viajan al este a lo largo del Havel hasta unirse al Oder, y luego navegan al sur de Wroclaw (Breslau) o el norte de Szczecin, cerca de la desembocadura del río en el mar Báltico.